" ¡Si uno conociera lo que tiene, con tanta claridad como conoce lo que le falta!." (Mario Benedetti)
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Sabes cómo es el galgo?. Quieres adoptar o ser casa de acogida pero no tienes información acerca de esta raza?. ¿Necesitas crear su fondo de armario, ropa, collares, chapas? ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre estos patilargos?
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lunes, 30 de marzo de 2015

VENTANAS, GALGOS Y GATOS...

Jim tenía  a la mejor familia de acogida del mundo; tenía a tres hermanos peludos que le enseñaron a no tener miedo; tenía una más que posible adopción con su compi Siro... Jim tenía todo lo mejor que un galgo puede tener. Pero, tenía, además, dos amenazas que a ratos, dificultaban su vida tranquila. De una iba a desprenderse en breve: cataratas y la otra...
La otra.
Una epilepsia que se había controlando bien durante el último año, pero que empezó a despertar, como un volcán dormido y necesitaba una revisión urgente para reajustar en lo posible los fármacos que la contenían. Fecha establecida para revisión: domingo próximo. Todo a punto de solución pues, el sábado por la noche, Jim sufrió dos ataques, alarmantemente fuertes, y la noche se hizo demasiado larga. Al amanecer, otro ataque... No era normal, cada vez menos intervalo entre uno y otro. Leyre decidió bajar a sus otros peludos al pis matutino, antes que de costumbre y llevar a Jim a la consulta antes de la hora. No había tiempo que perder. Vuelta rápida, y al cruzar la calle miró su ventana y Jim, allí, subido en el pretil... Intentando mantener un pensamiento lógico, decidió no llamarle,no hablar a su perros, para evitar qeu reconociera voces o ladridos, correr hacia el portal, e intentar subir a tiempo para atraparle hacia atrás y evitar... Evitar lo inevitable.
Escaleras arriba, de dos en dos, de tres en tres... nunca un tercer piso parecía tan inalcanzable. Antes de llegar arriba, escuchó un ruido sordo... El sonido de la fatalidad.. No se paró; siguió subiendo ciegamente con la esperanza de que su imaginación humana siempre proyectara lo peor. Al abrir la puerta Jim no estaba en la ventana;  dejó a los perros, cerró  puerta, corrio escaleras abajo y ...
La inevitabilidad se impuso con su cara más cruel.

Qué le ocurrió a Jim? por qué saltó al vacío...?
Jim estaba asustado, tenía pánico, aturdido por la enfermedad y atenazado por el miedo. En los cinco, siete minutos que estuvo solo, probablemente sufrió otro ataque más. El miedo de no encontrar a su familia en la casa, le hizo instintivamente buscar una salida. Jim tenia cataratas... solo veía una luz muy leve, y la luz era la calle, y en la calle estaba su familia, porque él les olía, estaban muy cerca. Jim no podía saber que detrás de la ventana no había un suelo. Detrás de ese fatídico hueco, él sólo sabía que encontraría  el cariño que  necesitaba para calmar su miedo, en este caso por la enfermedad.

La ventana, doble corredera, siempre estaba abierta, a la contra, con el fin de que entrase aire, pero ninguno de los revoltosos pudiera asomarse, ello  no fue obstáculo para que Jim se abriera paso, probablemente, moviendo lo que pudo con el hocico porque no llegó a abrirla del todo, aunque sí lo suficiente para que su delgadito cuerpo de galgo se colara para siempre  al infinito...

Para el anecdotario queda, la escena casi de película en la que, Leyre con Jim en el coche, intentaba cruzar desesperadamente la ciudad a 70 km/h, cuando una patrulla de la ertzaintza le bloqueó el paso y le hizo bajar del coche. No sabe de dónde sacó el aplomo para, entre porras, placas y cuatro tios amenazantes exigiéndole que levantara las manos y se identificara, de sus labios sólo salió: "por favor.. mi perro.. tengo que llegar... tengo que llegar, por favor... es mi perro, dejadme llegar.."
Conmovidos por la entereza de la chica, y después de comprobar que un perrillo tumbado, inmóvil, ocupaba la parte de atrás,  dos patrullas hicieron de escolta, saltándose  todos los semáforos hasta la consulta, al otro lado de la ciudad...Demasiado tarde para Jim,...; un poli lo tocó para sacarlo y puso la mano en el hombro a Leyre, negando con la cabeza y el gesto...
....

Jim no  hubiera sobrevivido a las secuelas de los ataques; cada ataque dañaba un poco más su cerebro, la epilepsia había llegado a un punto en que ya no podía controlarse con fármacos y  su destino era ya muy muy corto, lamentablemente.
Pero la tragedia de las caidas...(aunque quizás en este caso concreto , la caída no fue la causa principal de la muerte), sí puede evitarse tomando una medida relativamente sencilla. 


Os dejamos esta excelente recomendación que hemos leído en el muro  de Sandra Rodriguez, rescatadora, acogedora, rehabilitadora, amante y adoptante de galgos, a modo de manual para evitar sustos. 


CONSEJO GRATIS.
Un consejo gratis para todos aquellos que trabajen, estén en contacto, acojan... Etc gatos o galgos.
Tanto los gatos como los galgos, tienen un riesgo enorme de precipitarse al vacío viviendo en una vivienda en altura. Y no es una exageración ni una locura.
Lo hacen por distintos motivos, al gato, como dice el refrán, lo mata la curiosidad y al galgo su velocidad.
foto: Lourdes Baque Ros
Un gato puede precipitarse asomado a una ventana o balcón si una mosca revoletea cerca y trata de cazarla. Buscar vídeos en internet de caídas de gatos y veréis que se caen de mesas, sillas, sillones, estanterías y un sin fin de lugares, y ahora pensar en esas caídas estando el gato en la ventana.


El galgo, puede sentirse encerrado, o asustado y buscar una salida, o simplemente estar tranquilamente en la terraza y un ruido asustarle tanto que salte.
Por eso, con galgos, siempre ventanas y terrazas cerradas, hasta no estar bien seguros que el animal no va a tratar de escaparse y con gatos lo mismo y siempre, mosquiteras para evitar las caídas.
Y para quien piense que esto es una exageración, reto a todo el mundo que trabaja con gatos o galgos a que me digan quién no ha tenido o no conoce ningún caso de un galgo o gato precipitado al vacío, incluyo a veterinarios, a que nos digan si jamás han atendido animales con lesiones provocadas por esta razón.

(Sandra Rodríguez)

miércoles, 11 de marzo de 2015

CAMPO A TRAVÉS. (Qué corto viaje...!)

Corto, intenso, pero sobre todo feliz, muy feliz fue el viaje por la vida, de Esther y Champi. Corto..., porque cuando amamos, el tiempo parece correr como un galgo...Intenso, porque tanto amor, tan bello, todos los días, es un privilegio del que pocos afortunados disfrutan.
Feliz, muy feliz. Porque sólo había que ver sus rostros, tal para cual, pura ternura, y paz...

Nuestra Amiga, camarada, entrañable compañera, Esther, está atravesando un delicado momento; nadie mejor que ella para transmitirnos su dolor, dolor que queremos compartir aqui, aunque solo sirviera para reconfortar un poquito su pena, intentar transformarla en una sonrisa... la sonrisa con la que se despiden los amigos, esa sonrisa capaz de iluminar la sombra de cualquier tristeza...
Nuestro abrazo, Esther, y nuestro corazón, contigo siempre
-PatiGalgos-




CAMPO A TRAVÉS...
A Champi no le gustaban los juguetes.
Cuando llegó a casa le faltaban dos meses para cumplir los cuatro años. Sospecho que hay cosas que tienen una edad, y la época de cachorro de Champi no debió ser de esas en las que tu familia te lanza pelotas de tenis… Miraba desde su atalaya a aquellos dos adolescentes que tiraban fieramente cada uno de una parte de una soga anudada como quien ve llover. La sola idea de salir corriendo tras una bola de color chillón le provocaba un bostezo.
A Champi tampoco le gustaban las peleas.
No con Blakie, que no llevaba muy bien que aquel señorito tan tieso hubiera invadido su espacio, y con quien tuvo un par de encontronazos que se saldaron con puntos en una oreja… Tímidamente aprendió que se trataba de un juego inofensivo, y a veces buscaba a Alma abriendo su largo hocico de cocodrilo disfrazado de galgo, intentando poner cara de malote. No le servía de mucho porque Alma se lo comía rápidamente a besos y lametones, y entonces el juego cambiaba. Peleas de enamorados…
No, a Champi le gustaban las salchichas, el sofá, y acurrucarse junto a mí intentando intercalar sus costillas con las mías lo más posible, apoyar su cabeza en mi regazo y mirarme fijamente con una expresión serena en sus ojos limpios. Así hemos pasado largas horas, impregnando mi ropa con su olor perruno a campo, con mi mano tonta enredándose en sus orejas y su cuello y calentándole la trufa congelada, mientras él se iba quedando dormido.
Pero había algo que hacía que Champi se olvidase de mí, de las salchichas, y del sofá más mullido. Algo que le gustaba más que nada en el mundo.
A Champi lo que de verdad le volvía loco de alegría era correr. Correr en círculos cada vez más grandes, cada vez más veloz, desafiando al viento como una flecha en llamas a la que nadie podía alcanzar. Cuando se cansaba volvía a mí con una sonrisa de oreja a oreja, campeón del mundo, mientras sus pobres competidores, Alma y Blake volvían sin resuello, con las orejas gachas por no haberle alcanzado, a pesar de recortarle y hacer todo tipo de quiebros en su carrera loca. Yo le felicitaba orgullosa de verle triunfante, con los ojos encendidos de vida, corriendo por placer, puro espectáculo, belleza en movimiento.
Buscaba sitios donde pudiera dar rienda suelta a su pasión sin peligro, aunque volver con uno o dos arañazos era algo con lo que había que contar. Piel delicada de galgo rosa y gris, apenas sin pelo. Estudiada y mimada al milímetro, tras cada correría. Qué piel tan querida, mi pequeño Champi...
El día en que te perdí, te alejaste campo a través y traté de alcanzarte. Te llamé a gritos, pero algo más fuerte que yo tiraba de tí hacia arriba, cada vez más arriba, lejos, cada vez más lejos. ¿Se te antojó una estrella como a aquella princesita gentil del cuento? Habría debido atarte corto, galgo caprichoso, aunque quizás eso me habría hecho feliz a mí, pero a ti no, a ti no...

Volviste de tu travesura a mi regazo herido de muerte, pero de pie, con el cuerpo malherido pero la dignidad intacta, tanto que casi no me di cuenta que te escapabas entre mis dedos, hasta que te abracé y sentí tu adiós. Traté de aferrarte, de aguantar tus latidos, pero no pudo ser. Quise que te quedaras cerca, en nuestra casa. Creo que te hubiera gustado, no soportabas estar lejos de nosotros. Tu espíritu de cordobés indomable corre ahora libre de peligros. Feliz. Como siempre quise que fueras.


-Esther Garvín-

jueves, 5 de marzo de 2015

FEBRERO, EL MIEDO DE LOS GALGOS

Febrero ha terminado y como todos los años, las cifras se han vuelto a disparar en lo que a abandonos se refiere. Seprona (por primera vez..) admite que sus estadísticas son incompletas, pues solo hacen recuento de los casos en los que tienen algún tipo de intervención.

El documental que os proponemos, lanza una mirada cruda sobre el mundo del galgo en algunas partes de España y, aunque se asegura que es para "todos los públicos", y la imagen y contenido se ha cuidado para no caer en sensacionalismos ni tópicos, contiene algunas escenas que "tocan fibras" y remueven conciencias.

Difundidlo; esta realidad, debe conocerse.

FEBRERO, EL MIEDO DE LOS GALGOS  (Waggingtale Films)