La rubia sevillana, como hemos llamado en casa durante los días que ha pasado con nosotros.
Esta galgita de ojos color miel fue rescatada de la perrera de Mairena en Sevilla, gracias a la ayuda de unas excepcionales madrinas alemanas que se encargaron de los gastos.
Llego a casa sucia, llena de heridas y asustada después de haber pasado bastante tiempo en una perrera a la que los animalistas han bautizado como "el corredor de la muerte".
En tan solo unos días paso de ser una galga abandonada a punto de ser sacrificada a ser una esplendida belleza con toda una nueva vida por delante. Preciosa por fuera y por dentro se adapto perfectamente al resto de la manada, compartiendo juegos y cama. Cauta cual animal maltratado enseguida comprendio que habian pasado sus dias de penuria, decubrio el calor de una chimenea, la comida diaria y la placentera sensación de una caricia humana.
Con gran dolor de mi corazón pero con la satisfacción de haber hecho un buen trabajo, ayer viajamos a Bilbao donde la esperaba su nueva familia, una familia que sin duda le dará todo el amor que nunca ha recibido.